jueves, 28 de mayo de 2009
"El País y el Cine", Parte 2
ALMODÓVAR Vs BOYERO y HERMOSO
26.5.2009
1.Nada más llegar a Cannes encuentro un comentario del crítico de El País, Carlos Boyero, en el que para manifestar su desilusión por “Tetro”, la última película de Coppola, dice textualmente: “alguien me comentaba que en muchos aspectos “Tetro” da la sensación de que Coppola está imitando el estilo y el tono del peor Almodóvar. No exagera. Ver para creer”.
Semejante afirmación me pone alerta de lo que pueda venir a continuación durante el festival, de parte de este crítico y del Jefe de Cultura de El País, Borja Hermoso, su ilustre colega-escudero desde hace años. Cuando afirmaba que en Francia me tratan mejor que aquí no quería generalizar, pero Borja Hermoso se encargó de distorsionar mis palabras. Yo estaba respondiendo a la pregunta de un periodista español, testigo impresionado de la buena reacción de la prensa internacional ante mi película. No estaba haciendo una declaración de principios, respondía lo obvio (Francia es el lugar donde más dinero dan mis películas, aunque estén mayoritariamente subtituladas) pero sin acritud con nuestro país y el modo en que se me trata aquí. Con mi respuesta me estaba refiriendo justamente a la actitud de Boyero, y al estilo macarra del que hace gala el Jefe de Cultura del principal periódico de nuestro país.Algo que tanto uno como otro no han hecho sino confirmar día tras día, por eso les dedico esta crónica, y por otras razones, algunas de ellas descritas a continuación.
Respecto a la mención anterior, mi única sorpresa es esa extraña muestra de pudor de Boyero utilizando el indefinido “alguien me comentaba…”. Cuando leo u oigo “alguien me ha dicho, o me ha comentado…” como preámbulo de cualquier barbaridad, pienso inevitablemente en el periodismo basura. Es uno de sus latiguillos.
Día 19.
2. En la ventanita de la versión digital de El País, desde la que habla directamente ante Borja Hermoso, Carlos Boyero resume así, en plan primicia, su crónica sobre el pase de prensa de mi película y la posterior rueda de prensa: “No soy masoquista, no quiero ver otra vez “Los abrazos rotos”. A mí me importa un comino si Boyero es o no masoquista, si tiene un testículo o cuatro, o la marca de crema hidratante que utiliza. Ya que le pagan para que informe de las películas que compiten en el festival (aunque haya visto alguna antes, no puede conocer la reacción de la prensa si no asiste a la proyección), el hecho de no ser masoquista no debería eximirle de esta obligación.
Volviendo a “la ausencia de masoquismo como una de las principales virtudes de un periodista”, supongo que lo que Boyero quería decir es que él ya había criticado la película en su estreno en España, y que la reacción de la prensa internacional realmente se la suda. El problema es que Boyero no escribió una crítica de “Los abrazos rotos”. Al texto que esbozó en su periódico se le puede calificar de cualquier cosa excepto de crítica cinematográfica. Un hombre que emplea el 75 por ciento del espacio para despotricar sobre mi persona (lo que ni siquiera es una novedad, porque lleva casi treinta años haciéndolo), y alrededor del 25 por ciento para despachar la película diciendo cosas como que la interpretación de los actores es “inane y lamentable” (dos de sus adjetivos favoritos) sin mostrar un sólo ejemplo que nos ayude a entenderle... Un texto en el que casi no habla de la película y por supuesto no aporta la más mínima razón en la que basar el tedio infinito que le provoca… Un texto así no es una crítica. Es una no-crítica. Y justamente cuando alguien expresa una declaración de tamaña hostilidad hacia mí lo último que su periódico debe hacer es encargarle la crítica o lo que sea de mi última película, si pretende respetar el principio de imparcialidad. Él tiene todo el derecho a escribir su opinión, pero debería publicarse en otro apartado del periódico. Es una impostura llamarle y pagarle como si fuera una crítica, porque no lo es.
Con esto ni siquiera le estoy acusando, él es como es, para él la palabra crítico hay que entenderla como un seudónimo, no como una profesión. El responsable de la publicación es su Jefe de Cultura que, casualmente no es otro sino su colega Borja Hermoso. Es curioso que Borja Hermoso sólo haya permanecido en Cannes los cuatro días, más o menos, que han coincidido con mi estancia allí. En cualquier caso, su función (le he leído lo imprescindible para poder escribir esto con algo de fundamento) parece haber sido la de apoyar a su amigo Carlos Boyero en esta operación de acoso y derribo parásito en la que llevan empeñados tantos años (por razón de edad más Boyero que Hermoso). Pero dada la connivencia de ambos sujetos la dirección de El País carga con toda la responsabilidad, del mismo modo que los obispos son responsables de lo que Federico Jiménez Losantos escupe en la Cope.
Volviendo a España, y su prensa. No hacía falta consultar la extranjera, en el festival también había corresponsales de El Mundo y de Abc y sus crónicas respecto a la presencia de “Los abrazos rotos” distan mucho de las de Boyero y Borja Hermoso.
En la ventanita digital, instigado por su Jefe de Cultura, Boyero sigue despotricando contra mí y mi película. Al día siguiente, en la versión escrita, modera un poco su tono para explicar que no dispone de tiempo para asistir a todas las proyecciones, porque es humano, y tiene que dar descanso a su cuerpo estragado por ver tal cantidad de malas películas (esto lo añado yo), destaca en negritas que Cannes no rompe su abrazo conmigo… chorradas. Yo había llamado esa misma tarde al director de su periódico para quejarme, no conseguí hablar con él pero me encargué de que su secretaria le dijera que iba a escribir algo sobre este maldito asunto. Hubiera preferido escribirlo entonces, en caliente, y no a vuelapluma, pero no he podido hacerlo hasta ahora. Durante el festival he empleado el tiempo en menesteres más provechosos.
Desgraciadamente, este es un problema (Boyero y su distorsión fanática de la realidad contra mi persona y mi trabajo) que viene de lejos. En el año 2004 los hechos ocurrieron casi del mismo modo que ahora, en el mismo marco incomparable, sobre las mismas alfombras rojas y en las mismas circunstancias. La gran diferencia era que Boyero y su colega trabajaban para El Mundo, y el crítico de El País, era el siempre recordado y añorado Ángel Fernández Santos. Y claro, no hay color.
3. FESTIVAL DE CANNES 2004.
Aquel año “La mala educación” había sido elegida para abrir el festival. Era la primera vez que una película española disfrutaba de semejante distinción. Y no era una simple inauguración, el festival, por primera vez en su historia, le robó al Presidente del Jurado parte del guión, la frase más importante, aquella de “Y en este momento queda inaugurado el festival de Cannes”. Quentin Tarantino no pudo pronunciarla porque el director del festival y su presidente habían decidido que aquella apertura fuera un homenaje a mi cine, a mis actrices, en definitiva al cine español.
Era una sorpresa que me tenían reservada. Yo estaba en el escenario, respondiendo a una nerviosa y sudorosa Laura Morante, que oficiaba de presentadora del evento, cuando anunciaron la entrada de cinco actrices españolas: Ángela Molina, Marisa Paredes, Victoria Abril, Carmen Maura y Leonor Watling. Ellas serían las encargadas de decir la famosa frase, y cada una lo hizo en un idioma distinto, recuerdo que a Victoria le tocó decirlo en chino.
Se lo comenté emocionado a mi hermano. Yo no pensaba en mí. Pensaba en Borau, en Jaime Chávarri, en Gutiérrez Aragón, en Luis Buñuel, en Jaime de Armiñán, en Alex de la Iglesia, en Agustí Villaronga, en Gonzalo Suárez, en Carlos Saura, en Díaz Yanes, en Enrique Urbizu, en Vicente Aranda, etc., en todos los directores que habían trabajado con alguna de las cinco actrices españolas que tan bien nos representaban a todos. A través de “La mala educación” y convocando a cinco actrices esenciales en mi trayectoria, el festival estaba rindiendo un generoso tributo a nuestro cine, a nuestra cultura, a nuestra lengua.
Ya se sabe que a los franceses les gusta hacer las cosas a lo grande. Todavía me tenían reservada otra sorpresa: la fachada del Ayuntamiento de la ciudad estaba cubierta por una foto mía, un primer plano, cuando todavía era moreno, tomada en una edición anterior del festival. Cuando vi aquello me quedé tieso. Era realmente desmesurado. Nadie podía negar que los gabachos se habían esforzado por complacerme. Y yo, agradecido. ¿De qué otro modo iba a estar?.
Lo que vais a leer es la reacción de Carlos Boyero ante semejante “fechoría”.
4. Indigestión almodovariana.
Jueves. 13 de Mayo de 2004. Diario El Mundo.“Francia demuestra, una vez más, su pasión por el director de cine manchego Pedro Almodóvar, que este año dejó fría a la prensa… en tu recorrido por todos los escaparates de Cannes es imposible librarte de la presencia de este renacentista creador nacido en La Mancha… al que le falta poco para que afrancesen su apellido y le hagan hijo natural o adoptivo del país que pretende encarnar desde sus ancestros todas las cimas y esencias del gran arte.Verás el careto (odio esta palabra dicha en la actualidad) internacional de Almodóvar en todas las revistas, en las cadenas de televisión, en las galerías de la FNAC, e incluso sí, huyendo de este icono cultural… te vas a cenar a cualquiera de los restaurantes del puerto y levantas la vista del plato, descubrirás que un inmenso mural con una fotografía de su codiciada presencia te está observando desde la fachada del Ayuntamiento….”
Que juzguen los lectores (ahora soy yo, Pedro, el que escribe). ¿Creen ustedes que los comentarios de Boyero-2004 demuestran una buena, o por lo menos, neutral actitud, ante la presencia de un cineasta compatriota que no ha diseñado la fachada del Ayuntamiento, ni la de la FNAC, ni el resto de las tiendas, y cuyo máximo pecado es haber sido seleccionado para abrir el festival y haber sido, perdón por la redundancia, agasajado por ello?
Cuando decía que en Francia me tratan mejor que aquí me refería a ejemplos como éste, no al homenaje (aquí me han hecho muchísimos, igual o más emocionantes), sino a la mezquindad de algunos periodistas como Boyero cuando les toca informar sobre ello.
Pero volvamos al 2004
En su artículo para El Mundo, y en esta ocasión sí se encargó de ir a la proyección de “La mala educación” para la prensa, tal vez no tenía a mano a Borja Hermoso, Boyero continúa su crónica más o menos… (no voy a ponerla entera para no aburrir): “…después de esta sobredosis almodovariana, imaginas que al finalizar la proyección para la prensa de “La mala educación” las ovaciones… van a hacer temblar la estructura arquitectónica del edificio, pero insólitamente lo único que percibes es un silencio terrorífico…”. En otro artículo se explayaba sobre la reacción gélida y el fracaso de la película ante los medios extranjeros.
5. Ese mismo día, en un tono muy distinto, Ángel Fernández Santos titula su crónica “Un profeta fuera de su tierra”. El artículo anticipa que ya (cito textualmente) “…han saltado a la luz algunas respuestas críticas a la película y las hay de muy alto calibre profesional, ese tipo de comentarios críticos cuya seriedad y solvencia impregna y ennoblece la película criticada…” Continúa así: “…La acogida en la sesión destinada a la prensa internacional fue silenciosa. No hostil… Más que fría, perpleja.”
En su crónica del día siguiente, Ángel Fernández Santos seguía escribiendo para El País: “Suenan los primeros comentarios críticos, muy elogiosos, para “La mala educación”, de Almodóvar”.A diferencia del actual crítico, que por no buscar otras opiniones no fue ni siquiera a la proyección de la película, Ángel Fernández Santos, además de cumplir con la crónica del estreno del día, “Shrek”, le sobró tiempo para darse una vuelta por los kioskos y comprar los periódicos, leerlos y enterarse de lo que entrañaba aquel perplejo silencio del día anterior: “…las primeras críticas que la han puesto por las nubes son las de Libération y Le Nouvel Observateur”. Hace mención también a las “estrellitas y palmitas” que aparecen en un panel de Le Film Français y donde me adjudicaron cuatro Palmas, la máxima calificación, las mismas que he cosechado ahora con “Los abrazos rotos”. De hecho, hasta el último día, lo cual demuestra que esto de las estrellitas de los críticos sólo nos da morbo a los que estamos allí, pero no es significativo de nada más, mi película del 2009 era la segunda en la consideración de los críticos, después de “Un prophète” de Jacques Audiard, favorita absoluta de este año, y ganadora del Gran Premio Especial del Jurado. La ganadora de la Palma de Oro estaba sensiblemente menos considerada que las nuestras. Casualmente, “El Lazo blanco” de Michael Haneke es una de las pocas películas que pude ver y reconozco que yo también le habría dado la Palma. Creo que es una obra maestra, que impulsa a una larga e inédita reflexión sobre uno de los grandes males del siglo pasado, el nazismo. En esta película sí que se muestra con una claridad prístina el huevo de la serpiente.
Volviendo a Ángel Fernández Santos y su crónica del día siguiente (imprescindible crónica, la del día siguiente! Boyero, si uno va de honrado. Y no me digas que Borja Hermoso hizo este año el mismo recorrido que Fernández Santos. En efecto, compró los periódicos y los leyó hasta encontrar los comentarios más negativos sobre mi película, y alguno encontró. Por supuesto. Y esos son los que sacó en su blog del modo más tendencioso. Después le mostraré otros comentarios que él obvió con la peor y más babosa intención. De cualquiera de mis 17 películas encontraréis comentarios y críticas a veces atroces, en todas las lenguas. Con excepción de “Mujeres…” y “Volver”, donde fueron extraña y unánimemente buenas, todas han recibido alguna mala crítica, incluso de mi admirado Fernández Santos, no vayan a creer). Ángel Fernández Santos aludía a Le Monde: “La mala educación cuenta cosas terribles… que se articulan en una intriga de precisión aterradora… Almodóvar se ha convertido en un guionista impresionante…”. En Cahiers du Cinema: “…una obra con la coherencia y la exigencia intactas, más tensa y compleja que “Todo sobre mi madre”… asume más riesgos con el mismo acierto que sus predecesoras… Premiere, decía: “En La mala educación todo es negro, como la autodestrucción, la identidad rota, la muerte… pese a su siniestro ambiente, el deseo y la pasión trazan en ella líneas de huidas vitales que proporcionan al filme su energía feroz…Almodóvar muestra un rigor implacable que nos remite a las obras americanas de Fritz Lang. Más que nunca en el director de “Hable con ella” el fuego quema por dentro…”.
Estos comentarios eran la materia que entrañaba el silencio de la gélida acogida, de la que tanto disfrutó Boyero hace cinco años, y que le hizo condenar a “La mala educación” a un fracaso francés que sólo existió en su imaginación.
6. CANNES 2009.
Con una diabólica simetría, que me hace pensar en la intervención divina, Borja Hermoso lleva a cabo un ejercicio malabarista, similar pero opuesto al de Ángel Fernández Santos. Hermoso sí asistió a la proyección de prensa, donde no sólo no hubo un silencio aterrador, sino aplausos al final, algo que en estas proyecciones suele ser excepcional. Malmetió cuando atendí a los medios españoles con lo de “En Francia me tratan mejor que en España, etc,” Pasó de comprar en los kioskos, o si las compró no las mencionó porque eran positivas, las críticas de Studio CineLive, Premiere, Télérama, Le Nouvel Observateur, L’Express, Les Inrockuptibles, etc… y se dedicó a entresacar la crítica de Le Monde que en efecto es negativa, y la de Le Figaró, que también. Y tuvo que hacer un trabajo de pasamanería para que la de Libération resultara una mala crítica, porque no lo es, si se la lee hasta el final… La crítica de Libération empieza haciendo un paralelismo con el director ciego de mi película: “Con los ojos completamente cerrados, Almodóvar no quiere ver que el mundo ha cambiado y su cine también”. Estoy de acuerdo (mi ceguera no es permanente, pero a veces me quedo colgado en un flash back de mi propia vida), y no lo encuentro negativo. Continúa Libération, versión Hermoso: “Que se ha evaporado el tiempo en que quedaba bien en recurrir a la Movida…”, hasta aquí la cita en el blog de Hermoso, pero el crítico de Libération sigue diciendo (Borja no lo tradujo, porque no le convenía a su imparcialidad): “Lo que no impide tener magníficas bocanadas a cambio. La película se da el formidable gusto de inventar una escena inédita de “Mujeres al borde…” o más bien de su adaptación “Chicas y maletas”. Diego, el joven ayudante de Harry, al verla la encuentra hilarante. Y no podemos sino aprobarlo… En esta película laberíntica… Penélope Cruz es un chorro de oro bellísimo del que el infernal Pedro obtiene lo que ninguna producción de Hollywood le sacará jamás: sonrisas particulares, lágrimas inéditas y sobre todo un humor que se burla de su imagen oficial… Es como para no creerlo lo poco que la hemos visto así… A día de hoy, Lena es su mejor personaje. A la vez hilo de Ariana y navegante que nos guía hacia la ciudad de los muertos…”.Esto es lo que el pérfido Hermoso nos hurta con su cita incompleta del diario Libération.
Tampoco se molesta en acudir a una revista del gremio, Studio CineLive. Después de que el crítico Xavier Leherpeur cuenta por encima su intrincado argumento, dice así: “…un mínimo decoro nos obliga a interrumpir esta visita guiada para dejar al espectador aventurarse en esta ramificación novelesca, en esta nebulosa que une dos épocas. Llevada a la cumbre del éxito por una realización cuyo rigor en la ejecución y la belleza gráfica encuentran una prolongación emocional en la excelente actuación de un casting de excepción. Una maravilla de inquietante sensualidad y de turbadora ambigüedad”.
En Les Inrockuptibles, el crítico Serge Kaganski escribe: “….Más allá de esta excelencia cosmética a la que nos tiene acostumbrados, ciertamente admirable pero finalmente al alcance de cualquier equipo técnico curtido, el cineasta manchego inventa sobre todo momentos cinematográficos que quedan impresos de modo perdurable. Nos referimos a la escena en que Lena rompe con su marido (se refiere al personaje de José Luis Gómez, no es marido exactamente) doblando una proyección que él está viendo sin sonido, o al momento en que Lena está en la cama con un hombre escondido bajo las sábanas cuya identidad ignoramos (preludio de una escena de una audacia increíble, en la que el desprecio juega con la muerte), o al último beso de los enamorados en una pantalla de cine que se desmorona…”.
En L’Express, Eric Libiot escribe: “…Almodóvar teje una tela venenosa, trágica, pasional, de una increíble densidad dramática, servida por una mágica Penélope Cruz, que merece todos los premios del mundo y los más vivos besos.Algo ha pasado, y desafía las leyes de la crítica… de nuevo, como en “Hable con ella”, “Los abrazos rotos” atrapa sensaciones y emociones que yo pensaba que era el único que compartía conmigo mismo…”.
Podría seguir mostrando comentarios laudatorios, tanto franceses como de americanos ilustres, Variety, Time, NY Times, Indiwire o los británicos Evening Standard, The Guardian, etc pero creo que lo anterior ilustra con creces las aviesas intenciones de Borja Hermoso al citar algunas respuestas francesas negativas a “Los abrazos rotos”. Como dice al principio Libération puede que yo esté ciego. El mundo ha cambiado (de acuerdo, hasta qué punto!) y mi cine también. Mucho! Afortunadamente. Pero si yo represento al director ciego, Borja Hermoso representa a un mediocre aprendiz del villano de la película. Un hombre, el personaje que interpreta José Luis Gómez, que no duda en escoger las peores tomas de “Chicas y maletas” impulsado por los celos y la falta de escrúpulos, para reducir la película a escombros.Él no lo consigue. Y con respecto a mí, Borja Hermoso sólo se ha puesto en evidencia.
7. A estas alturas me pregunto, ¿es posible que el diario El País no encuentre a nadie mejor para enviar al festival de Cannes, el festival de cine más importante del mundo? Alguien que ame de verdad el cine, que no se queje de los horarios ni de los camareros franceses, que se excite ante la mera posibilidad de poder ver la última película de Coppola, de Tarantino, Jane Campion, Resnais, Park Chan-Wook, Ang Lee, Haneke, Lars Von Trier, etc., aunque alguna le decepcione, por supuesto. Alguien que disfrute viendo antes que ningún otro cinéfilo las películas de la próxima temporada, que en algunos casos ni siquiera llegarán a nuestras pantallas. Alguien que no reconozca que es subjetivo y prejuicioso (Boyero, dixit). Alguien que si bien no debe estar obligado a hablar bien de las películas de su país, al menos no debería esforzarse denodadamente por hundirlas. Alguien capaz de ver hasta el final la última película de Abbas Kiarostami (en el último Festival de Cine de Venecia, Boyero tuvo el cinismo de reconocer que no llegó a ver entera la película del director iraní, que se salió antes, sin que ello le impidiera escribir la crítica. Que nadie me venga diciendo que esto es libertad de expresión. Con razón, aquella hazaña mereció la sanción de varios intelectuales, encabezados por el nada sospechoso Víctor Erice, para el cual el gesto del crítico fue un verdadero insulto). Alguien que diga la verdad de lo que ve, de lo que oye, de lo que lee. Es muy sencillo, alguien que disfrute viendo cine y no machacando todo aquello que no es sino la proyección de sus propios fantasmas. Y si sabe adjetivar y no hace gala de un estilo literario macarra y amarillista, pues mucho mejor.
8. Esta es la crónica más desagradable que he escrito en mi vida. Lo peor es que antes de llegar a Cannes ya había previsto lo que iba a ocurrir. A quienes en su momento hice partícipe de esta premonición saben de lo que estoy hablando. No pretendo que nadie me apoye, ni me conteste. El mío es un gesto aislado, personal y privado, aunque desgraciadamente lo que antes he descrito afecta a todas las personas que han trabajado conmigo. Con esto no inicio un diálogo, mucho menos pretendo crear polémica. He permanecido mucho tiempo callado y estoy harto. Vivimos en un país libre. Los críticos y los periodistas no son intocables. Ningún ciudadano debe serlo.
P.D.“Los abrazos rotos” se estrenó en Francia al día siguiente de su pase por el festival, en el que como saben no consiguió galardón alguno. Hasta el domingo incluido, ha sido la segunda película más vista en París, compitiendo con algunos blockbusters americanos y un estreno local muy esperado, “Venganza”, protagonizada por el ídolo francés Johnny Halliday, dirigida por el oriental Johnnie To, que también compitió en el festival.Doy detalles:
1. Noche en el Museo 2 (1ª semana. 85 salas) 140.461 espectadores. Cuota de mercado: 18,60%
2. Los abrazos rotos (1ª semana.72 salas)105.242 espectadores. Cuota de mercado: 13,46%
3. Ángeles y demonios (2ª semana.88 salas)105.200 espectadores. Cuota de mercado: 13,45%
4. Millenium (2ª semana. 96 salas)71.155 espectadores. Cuota de mercado: 9,10%
5. Confesiones de una compradora compulsiva (1ª semana. 45 salas)60.411 espectadores. Cuota de mercado: 7,72%
6. Star Trek (9ª Semana. 47 salas)34.838 espectadores. Cuota de mercado: 4,45%
7. Venganza (1ª semana. 46 salas)21.262 espectadores. Cuota de mercado 2,72%
Hasta la próxima. Pedro Almodóvar
(Originalmente publicado en el blog de Pedro Almodóvar)
miércoles, 8 de octubre de 2008
En las últimas semanas...
“La crítica es el arte de amar. El fruto de una pasión que no se deja devorar por ella misma, sino que aspira al control de una vigilante lucidez. Consiste en una búsqueda incansable de la armonía en el interior del binomio pasión-lucidez. Si uno de los dos términos se impone al otro, entonces la crítica pierde una gran parte de su valor. Una vez más, es necesario que integre esas dos fuentes de energía. Es evidente que entre sus propósitos no está el de entretener al lector con esos parloteos propios de tantas gacetillas. De críticos, en esos casos, no tienen más que el nombre, y, menospreciando el sentido de la palabra, degradan su función y humillan a quienes la practican. Considerar el cine (puesto que es el arte del cual hablamos) como un tema de conversación y solamente como tal, me parece incalificable. Considerarlo únicamente como un objeto de interés personal (como ganapán, como ocasión de hacerse un nombre y medrar, como posibilidad de vender un guión o sencillamente venderse), o bien utilizarlo para llevar a cabo un combate ideológico, político o religioso que le sea extraño, en resumidas cuentas, inflar el yo o una causa, aunque sea la más noble, en detrimento del cine, revela una deshonestidad intelectual básica.” (El arte de amar, Jean Douchet, “Cahiers du cinéma”, nº 126, diciembre, 1961.)
Aún nos siguen llegando adhesiones. Cineastas como Luis Ospina, críticos como Juan Francisco Gacitúa, Leonardo D'Espósito de El Amante, o Antoine Thirion y Ludovic Lamant de Cahiers du Cinéma, más lectores del diario como Juan Arteaga Villar.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Albert Camus, 1944
A PROPOSITO DE LA CRÍTICA
Artículo aparecido en "El Diario de Sevilla" el 23 de septiembre a cargo de Manuel J. Lombardo.
Una carta al director de 'El País' destapa el enfrentamiento dialéctico entre dos maneras de entender la crítica de cine
Manuel J. Lombardo |Actualizado 23.09.2008 - 05:00
En el origen del asunto, una carta enviada al diario El País por un colectivo de más de 100 firmantes (más de 260 a fecha de hoy) en la que se exponían, a raíz de las polémicas crónicas venecianas de su crítico de cabecera Carlos Boyero, una serie de interesantes cuestiones a propósito de la labor de la crítica de cine como discurso social que contribuye a forjar una cierta idea de la cultura cinematográfica y que, en este caso, anteponía el ya viejo criterio del gusto personal (del que el citado cronista ha hecho precisamente una forma de estilo basada en el desparpajo cañí y la insolencia), no ya al análisis más o menos serio y riguroso, sino a la propia y objetiva información puntual sobre las películas y el tono del festival que dirige el polémico (sic) Marco Müller.
Se da la circunstancia de que se cumplen precisamente ahora dos años de otra interesante polémica crítica (La catatonia nacional), suscrita desde las páginas de la revista digital Tren de sombras (http://www.trendesombras.com/num6/art_venecia2006.asp), que exponía con bastante objetividad cómo los mismos críticos y medios parecían librar una numantima (¡y unánime!) batalla de resistencia frente a todo ese cine que no encaja dentro de las actuales pautas del mercado nacional, hasta el punto de dejar fuera de juego a la que sería la película ganadora, Naturaleza muerta, y a su "desconocido director" Jia Zhang-Ke.
Si la carta a El País (http://elpaisyelcine.blogspot.com/) elude cualquier personalismo para exponer con bastante mesura y sensatez la deriva de cierto discurso crítico patrio, complaciente con el statu quo y reacio a asimilar toda disidencia estética de los modelos dominantes, la respuesta de los aludidos, de los que se ha hecho abanderado voluntario el crítico de Abc Oti Rodríguez Marchante (http://blogs.abc.es/index.php/unadepiratas/que_poca_verguenza), parece no querer ver más que un ataque directo contra la profesionalidad y el gusto de su colega Boyero y la línea editorial de El País respecto al cine, o un alarde de impostado esnobismo cultural, que no así el verdadero debate de fondo: cómo un determinado modelo de crítica, ejercido precisamente desde los medios generalistas con mayor difusión, no sólo hace un flaco favor a la visibilidad de ese otro cine que nunca llega a nuestras carteleras, sino que incita además desde su posición de poder, en un ejercicio cercano a la "censura previa", a que los distribuidores mantengan su ya de por sí conservador criterio de compras escamoteándole a los espectadores la posibilidad de discernir por ellos mismos la validez o no de nuevas propuestas.
Volvemos aquí a la clave de lo que tantas veces hemos denunciado en estas mismas páginas: sólo desde una auténtica política de reeducación de la mirada y una apertura guiada e informada (que no impuesta) a otros modelos narrativos y estéticos (del cine, del arte), se podrá conseguir que el espectador encuentre un espacio de auténtica libertad de elección y discernimiento no dirigido por el discurso unívoco y oficial que se conforma a diario desde la industria, las instituciones, los medios de comunicación y ciertos discursos críticos menos independientes y especializados de lo que pregonan.
martes, 23 de septiembre de 2008
El lunes 22
"Para nosotros se trata de que la crítica no llegue jamás al insulto." (Albert Camus, "Defensa de la inteligencia.", marzo, 1945)
domingo, 21 de septiembre de 2008
Este fin de semana
"No habría imaginado una forma artística más perfecta, una carrera más perfecta que la de crítico". (Manny Farber).
SILENCIO
Me consta que muchas de las personas cuya firma figura en esta lista se han pasado media vida luchando para que exista la libertad de crítica, de expresión, y de debate. Quién les iba a decir a ellos (y a ellas) que un día les iban a calificar como "policías de la cultura". El periódico El País no sólo ha desdeñado contestar a su interpelación (verdadero sentido de esta carta), sino que prefiere dilapidar su antiguo prestigio profiriendo insultos contra personas dignas a las que en infinitas ocasiones ha solicitado su opinión y su colaboración; y que, en cualquier caso, son sus lectores. Ahora los trata, a través de su pregonero, como a una escoria de la que hay que deshacerse cuanto antes. Actuando con tanta chulería como desprecio, El País olvida que, en gran parte, es este público, este lumpen de "intelectuales" pasados de moda, quien en un tiempo tenebroso lo apoyó, lo sostuvo y creyó en su intento de convertirse en un diario serio. Pero corren otros tiempos y el crítico debe parecerse a un tertuliano de Tómbola para vender más. Por lo tanto, se ve que no hay nadie en la Redacción de El País que sea capaz, no ya de romper una lanza a favor de personas a las que antes consideraba respetables, sino ni siquiera de contestar a una pregunta sencillamente, sin ofender a nadie.
sábado, 20 de septiembre de 2008
Policía de la cultura... comisarios progresistas
Fragmento de la crónica del Festival de San Sebastián a cargo de Carlos Boyero publicada en el país el día 19 de septiembre de 2008 a modo de respuesta de la "Carta al director" "El País" y el Cine:
(...) Leo unas declaraciones de Mikel Olaciregui, director de este festival, asegurando algo tan obvio como que se pueden hacer festivales sin glamour (qué grima me da el uso abusivo de concepto tan etéreo), pero que es imposible hacerlo sin películas. No aclara si buenas o malas, pero está convencido de que en esta edición van a compaginar el cine de autor (si lo del dichoso glamour me parece cursi, lo de la autoría me provoca escalofríos, ya que ese confuso término sirve para que se apropien de él los creadores y los necios, los que tienen algo interesante que contar y los profesionales del vacío, los artistas y los impostores) con las películas destinadas al éxito comercial. Qué manía les ha dado a los espíritus sensibles y a la policía de la cultura con que la autoría como mandan las ortodoxas reglas de los comisarios progresistas está ancestralmente enfrentada al algo tan mezquino e impuro como el éxito. He tenido que hacerme viejo para comprender que los directores que más amo eran unos fenicios preocupados por eso tan bastardo de que las despreciables masas fueran a ver sus banales y deshonestas películas. O sea, mercaderes cínicos como Hitchcock, Ford, Hawks, Wilder, Lubitsch, Chaplin y Keaton. No me los imagino mirándose angustiadamente en el espejito mágico y preguntándole con coquetería: ¿Existe alguien que sea más autor que yo? Ojalá que nos inunde la comercialidad, que el personal salga del cine con expresión colectiva de felicidad, con la vergonzante sensación de sentirse abducidos y en éxtasis. Y luego que se pregunten algo tan metafísico e inaplazable como si esas maravillosas sensaciones se las ha regalado un autor o un artesano, un artista o un mercenario. (...)
CB 3-9-08: "Es absurdo que les hable durante 11 días de mediocridades o naderías, de películas que en el 90% de los casos nunca se van a exhibir comercialmente en España, que ni el distribuidor más audaz se atrevería a comprar ya que su suicida exhibición duraría un par de días, suponiendo que algunos espectadores incautos picaran en el anzuelo de las críticas laudatorias de los tarados o esnobs con disfraz de vanguardistas."viernes, 19 de septiembre de 2008
Entre el jueves y el viernes
CINE Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Publicado hoy en "El Diario Vasco" de San Sebastián.
Estos días, poco después de finalizar el festival de Cine de Venecia y antes de comenzar el de San Sebastián, se ha producido una polémica sobre el papel que cumple cierta crítica de cine en determinados medios de comunicación generalistas. El debate surge a raíz de un comentario despiadado realizado por el crítico de cine Carlos Boyero a la última película de Abbas Kiarostami y por las formas en las que este periodista, en ocasiones, ha despreciado a un determinado grupo de cineastas, tratándolos de tarados, cursis, esnobs y plastas.
En un escrito dirigido al medio en el que colabora, profesionales y aficionados han denunciado cierta retórica de compromiso con el cine de algunos medios de comunicación que aunque apoyan, de tarde en tarde y a modo de pequeño detalle redentor, algún asomo de diversidad, se dedican sobre todo a sostener y publicitar la producción cinematográfica más acorde -salvo las excepciones de rigor- con el dictado mayoritario de los ejecutivos de Televisión y los intereses de aquellos productores, distribuidores y exhibidores que determinan el destino del cine. Es habitual leer en las primeras páginas de los periódicos noticias referidas a las grandes estrellas del celuloide, ver en las cabeceras de informativos de TV estrenos de films producidos por las grandes major norteamericanas o escuchar programas radiofónicos dedicados a la propaganda y publicidad de aquellas películas que invaden las salas de cine, dejando escaso margen a los productos menos espectaculares o a los trabajos más arriesgados, que tienen problemas graves de distribución al no encontrar un hueco en las salas de exhibición.
Es evidente que la industria del cine ha encontrado en los medios de comunicación una alianza muy acorde a las necesidades estratégicas de sus respectivos modelos de negocio. La conjunción de ambos configura un panorama informativo donde la mayoría de las veces el mercado del ocio y el entretenimiento se suma al de los grupos mediáticos más poderosos. Se trata de vender productos estándares, convencionales, de fácil consumo y rápida digestión, derivados de la repetición incesante de clichés y tópicos visuales.
Como nos recuerda George Steiner, de este modo, se impone: "un modelo de cultura visual veloz, calculado para generar un impacto máximo y una obsolescencia instantánea", que además impide la formulación y desarrollo de otros que no están sujetos a esas estrategias de neutralización y banalización del poder de las imágenes. Determinadas idealizaciones producen enajenación y por tanto imposibilitan otras reinvenciones. Jacques Lacan ya se refirió al concepto de imaginario tanto a la capacidad para formas imágenes como al efecto alienante de la identificación con ellas.
Santiago Eraso
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Hoy miércoles
"Y en mi bolsillo"
EGM: "Acusarle de dar consignas a los distribuidores y exhibidores es, aparte de malintencionado, una estupidez soberana."_____________________________________________________________
"En multitud de ocasiones he sufrido en mis carnes -y en mi bolsillo- sus descalificaciones de películas que a mí me parecían magníficas e igualmente me he beneficiado de sus elogios en otras muchas".
CB 3-9-08: "Es absurdo que les hable durante 11 días de mediocridades o naderías, de películas que en el 90% de los casos nunca se van a exhibir comercialmente en España, que ni el distribuidor más audaz se atrevería a comprar ya que su suicida exhibición duraría un par de días, suponiendo que algunos espectadores incautos picaran en el anzuelo de las críticas laudatorias de los tarados o esnobs con disfraz de vanguardistas."
Ayer martes
Libertad de Crítica
Libertad de Crítica
ENRIQUE GONZÁLEZ MACHO, (Presidente de Alta Films, SA, productor, distribuidor y exhibidor) - Madrid - 17/09/2008
Me permito dirigirme a usted en relación a la carta publicada el pasado sábado 13, suscrita por un centenar de personas pertenecientes al ámbito cinematográfico, titulada EL PAÍS y el cine, que critica duramente el trabajo de Carlos Boyero en la recientemente celebrada Mostra de Cine de Venecia.
Pues bien, manifestarle que aunque respeto toda opinión, en este caso discrepo profundamente sobre el contenido de dicha carta. La opinión de la inmensa mayoría de los medios de comunicación ha sido unánime en cuanto a su valoración sobre el mencionado festival: que ha sido una muestra cinematográfica deficiente, con unas películas en su mayoría insufribles, de baja calidad e indignas de tan prestigioso evento. Quiero dejar claro, para evitar malas interpretaciones y susceptibilidades, que soy amigo de Carlos Boyero. Ser amigo de Carlos no es algo fácil. Carlos Boyero es una persona honesta consigo misma y eso le hace ser absolutamente sincero con los demás, por mucho que ello se traduzca a veces en situaciones dolorosas. Como amigo suyo, discrepo profundamente en demasiadas ocasiones de sus opiniones, lo que nos lleva a fuertes discusiones que a menudo han llegado al borde de la bronca. En multitud de ocasiones he sufrido en mis carnes -y en mi bolsillo- sus descalificaciones de películas que a mí me parecían magníficas e igualmente me he beneficiado de sus elogios en otras muchas. Afortunadamente, nunca se ha dejado llevar o influenciar por factores o presiones externas a lo que él piensa. En contra de lo que sostienen los firmantes de la carta, Carlos ha defendido y apoyado como nadie en este país muchas de esas películas mal llamadas "pequeñas", "independientes", "experimentales", logrando con sus crónicas que vieran la luz de forma positiva, pero siempre porque le habían motivado para ello. Acusarle de dar consignas a los distribuidores y exhibidores es, aparte de malintencionado, una estupidez soberana.
Para terminar, esta carta me recuerda al boicot que algunas majors americanas hicieron al diario EL PAÍS hace varios años, retirándole la publicidad como presión hacia las críticas que de determinado cine americano hacía Ángel Fernández-Santos, desgraciadamente desaparecido y que fue, al igual que Carlos Boyero, crítico de verdad, de pura raza. Ángel siguió hasta su muerte haciendo crítica en el periódico y las majors volvieron con su publicidad por necesidad, que no por convicción.
Por último, confesar que yo, que veo mucho cine, quizá demasiado, también me levanto de muchas proyecciones sin ver completas algunas películas, igual que no termino de leer algunos libros o de escuchar algunos discos. Eso no es desprecio hacia la obra ajena, sino un acto lícito de autodefensa. Ojalá que surjan en el futuro muchos Ángel Fernández-Santos y Carlos Boyero, aunque lo veo difícil.
martes, 16 de septiembre de 2008
Adhesiones del lunes 8 de septiembre
lunes, 15 de septiembre de 2008
"Carta al Director" de una lectora de "El País" enviada el 1-09-08 y nunca publicada
Se recibe vía correo electrónico la adhesión de Cristina García Martínez que además remitió el día 1 de septiembre de 2008 (en el ínterin de la Mostra de Venecia) la siguiente misiva a la sección "Cartas al Director" del Diario "El País". El texto fue rechazado once días después por el Director por falta de espacio y abundancia de originales:
From: Cristina García
Sent: lunes, 01 de septiembre de 2008 21:36
To: 'CartasDirector@elpais.es'
Subject: Crónica de
Sr: Director:
Leyendo la crónica del Sr. Carlos Boyero (“El País”, del pasado 29 de agosto) sobre la película Shirin, que Abbas Kiarostami ha presentado en
Solamente me gustaría observar, aquí y ahora, con la mayor humildad, que pudiera no ser una actitud respetuosa, ni para los lectores, ni para la crítica profesional, ni para el diario al que se supone que contribuye con su actividad el Sr. Boyero, la de descalificar tan rotundamente una obra sin molestarse siquiera en verla entera, y presumiendo además de no haberlo hecho. Como lectora, espero de un crítico que se tome la molestia de observar de principio a fin aquello de lo que habla. Como trabajadora, no suelo abandonar mi puesto sin haber cumplido la totalidad de mi jornada laboral, aunque tenga que realizar tareas que no me gusten. Si recogiera mis cosas antes de tiempo al grito de “"la vida es muy corta para desperdiciarla con tonterías"”, razón que esgrime el Sr. Boyero, probablemente me despedirían. Consciente del valor de la crítica y su influencia, espero de ella argumentos, guía, información y que su autor le dedique sencillamente el mínimo de la atención debida. Todavía no he visto en las páginas de su periódico ninguna reseña literaria en la que el crítico confiese que no ha leído el libro al que alude porque le parece un tostón, pero, quién sabe, tal vez también llegará ese día. No obstante, prefiero pensar que una mirada crítica cuidadosa y atenta puede descubrir destellos que quizás interesen a alguien; y al decir “alguien” me refiero a un ser normal y corriente, de esos que también existen por el mundo; que no pertenecen a los “cursis de vanguardia”, ni tampoco se deben a los poderes mediáticos.
Atentamente:
Cristina García Martinez (Granada)
Ayer domingo se sumaron
sábado, 13 de septiembre de 2008
"El País" y el Cine
CARTA AL DIRECTOR DE “EL PAIS”
Señor Director:
Una vez más, “El País” da cuenta del desarrollo de uno de los principales festivales cinematográficos desdeñando casi todo lo que en ellos se ofrece de innovador o arriesgado, y propagando la idea de que la mayor parte del llamado “cine de autor” que hoy se hace en el mundo carece de interés. En el caso de la reciente Mostra de Venecia, el cronista de turno, Carlos Boyero, imitándose a sí mismo -tratando de tarados, cursis, snobs, plastas y otras lindezas a cuantos cineastas y críticos puedan discrepar de sus opiniones-, además de reiterarnos día tras día su inmenso hastío, no ha tenido reparo alguno en pregonar su abandono de la proyección de la última película de Abbas Kiarostami. Una anécdota que pone en evidencia que su protagonista no sólo ha renunciado a la crítica, sino que ha faltado a su deber como informador, demostrando su falta de respeto hacia los lectores.
Pero hay más: ya puesto, el cronista advierte a los distribuidores españoles del mal que les acecha si se deciden a importar esta clase de películas, y conminando a los exhibidores a no programarlas. Grave actitud, que se parece mucho a una censura previa, y que, de prosperar, privaría a los espectadores de ver y juzgar por sí mismos. Y no es la primera vez que declaraciones tan ligeras como prepotentes dan al traste con la fragilidad de una obra que merecería haber llegado a las salas comerciales más dignamente que la avalancha de mediocridades que se aplauden. Se trata, sin duda, de un asunto mayor, de estricta política cinematográfica, ante el cual lo esencial no es tanto el punto de vista del redactor como el del Medio al cual representa.
Resulta paradójico que un periódico de referencia, que hace gala de su interés por la cultura, cada vez con una mayor frecuencia excluya de ésta al cine, al que tiende a reducir a mero entretenimiento de masas, pasto de las televisiones. En la difícil situación que en tantos aspectos atraviesa hoy el cine español -particularmente en el de la producción y difusión de las películas más interesantes que se vienen haciendo entre nosotros-, sería justo y necesario, para que sus lectores sepan a qué atenerse, conocer cuál es la verdadera actitud de “El País” a este respecto. Aclarar si –insultos y descalificaciones aparte- su postura coincide básicamente con la que se desprende de los textos de su cronista. Si así fuera, si el acuerdo de una u otra manera existiera, estaría algo más claro cuál es el sentido de su compromiso primero: apoyar de tarde en tarde, a modo de pequeño detalle redentor, algún asomo de diversidad para dedicarse sobre todo a sostener y publicitar la producción cinematográfica más acorde –salvo las excepciones de rigor- con el dictado mayoritario de los ejecutivos de Televisión y los intereses de aquellos productores, distribuidores y exhibidores que determinan el destino de nuestro cine.
290 firmantes:*
Joaquin Abreu González
Enrique Aguilar.
Pedro Aguilera Londaiz.
Oscar Aibar.
Núria Aidelman.
Chantal Akerman.
Ramón Alfonso Cayón.
Francisco Algarín Navarro.
Lisandro Alonso
Antoni Aloy Fiol.
Mercedes Alvarez
Marta Andreu Muñoz.
Didac Aparicio Chiprout.
Asier Aranzubia Cob.
Juan Miguel Ariño Navarro
Álvaro Arroba Martínez.
Daniela Aronica.
Adolpho Arrieta.
Chiara Arroyo Cella.
Juan Arteaga Villar.
Manuel Asín Sánchez.
Pablo Azorín Williams.
Carlos Balbuena Rodríguez.
Rafael Baliña Díaz.
Enrique Barberà Peregrina.
José Luis Barrera Calahorro.
Manel Barriere Figueroa.
Beatriz Bartolomé Herrera
Diego Batlle.
Ramón Lluís Bande Guerra.
Isaac Bayón Juan.
Adolfo Bellido López.
Fran Benavente.
Alain Bergala
Xavier Bermúdez.
María Blanco González.
Cecilia Blanco Pascual
Nicole Brenez.
Pablo Bullejos
José Miguel Burgos Mazas.
Miguel Calero.
David Calleja Bravo.
David Campos Gil.
Miguel Ángel Calvo Buttini.
Fernando Canet Centellas.
Begoña Canora de Castro.
Ramón Cañelles López.
Lucía Casani Fraile.
Juan Castillo.
José Luis Castrillón Hermosa.
Aurelio Castro Varela.
Alba Ceres Rodrigo
José Luis Chacón Lafuente.
Meritxell Colell.
Ramón Colom Esmatges.
Jordi Corominas i Julián.
Pedro Costa.
Alfonso Crespo Cuaresma.
Cristóbal Cuenca.
Oscar Alberto Cuervo.
Iván Cuevas Domínguez
Leonardo M. D'Espósito.
Federico de Cárdenas.
Sébastien de Fonseca.
Ernesto del Río Villagrá.
Gonzalo de Lucas Abril.
Irene de Lucas Ramón
Antonia del Rey Regullo
Claire Denis
José María de Orbe Klingenberg.
Gonzalo de Pedro Amatria.
Leopoldo de Trazegnies Granda.
Alejandro Díaz Castaño.
Loïc Díaz Ronda.
Israel Diego Aragón.
Sergi Dies.
Rodrigo Dueñas Collado.
Andrés Duque.
María Isabel Dorante.
José Andrés Dulce San Miguel.
Luis Eguiraun Álvaro.
Alberto Elena Díaz.
Federico Elias Schliserman.
Santi Eraso.
Víctor Erice.
Amat Escalante.
Isabel Escudero.
Núria Esquerra.
Fernando Estela Sendra
Franco Estrubia.
Miguel Ángel Faura Vela.
Juan Falque.
Jorge Fernández García.
Luis Fernández Marcos.
Óscar Fernández Orengo.
Pablo Ferrando García.
Francisco Ferreira
Toni Figueras.
Santiago Fillol
Javier Flores.
David Florez Rodríguez.
Daniel Fortanet Foronda.
Ignasi Franch Zabala.
Fernando Franco García.
Jean-Michel Frodon.
Juan Francisco Gacitua
Santiago Gallego Murillo.
Laura Gamundí Adrover.
Fernando Ganzo Cuesta.
Marcel Garbi.
Iván García Ambruñeiras.
Pablo García Canga.
José Antonio García Juárez.
Cristina García Martínez.
Aurora García Negreira.
Cristina García Prado
Jesús García Rodríguez.
Abel García Roure.
Xavier Garcia-Ruano Orteu.
Jorge García Ugarteche.
Alfredo Garmendia Pangua.
Catherine Gauthier.
Juan Antonio Gómez García.
Mª Jesús Gómez Rodríguez.
Francisco Javier Gómez Tarín.
Xan Gómez Viñas.
Ananu Gonzales-Posada.
Alejandro González Calvo.
Pablo González Roger.
Jesús González Notario.
Jorge David González Saenz.
Gerardo Gormezano.
Silvia Gracia Rebollar.
Moisés Granda Liñero.
Diego Grimaldi Rey.
Ingrid Guardiola.
José Luis Guerin.
Mario Iglesias González.
Fernando Herrero Batalla.
José Antonio Hurtado Álvarez.
Ricardo Íscar.
Stefan Ivancic.
Carmen Jiménez Lirola.
Julia Junaiz Martinez.
Mariam El Kharbachi.
Katia Kirby.
Roger Alan Koza.
Isaki Lacuesta.
Ludovic Lamant
José María Lara Fernandez.
Marta Lima Parra
Michel Lipkes Leduc.
Pascale Legué.
Isaac León Frías.
Manuel J. Lombardo Ortega.
Carolina López Caballero.
José Manuel López Fernández.
David López González.
Alejo Lorén Ros.
Celina López Seco.
Raúl Lorite Morillas.
Carlos Losilla Alcalde.
Francisco Llinás.
Esther Maestro.
Chantal Maillard.
Javier Maqua.
Licio Marcos de Oliveira.
Javier Martín.
Manuel Martín Cuenca.
Miriam Martín Díaz-Aldagalán.
Tatiana Martinelli Loureiro.
Carlos Martín García.
Miguel Marías Franco.
Clara Marías Martínez.
Miriam Martín Díaz-Aldagalán.
Carlos Martín García.
Fermin J. Martínez Galbarra.
Leandro Martínez Joven.
José Luis Martínez Montalbán.
David Martínez Pérez.
Rosa Martínez Rivero.
Javier Martínez Tarín.
Virtudes Martínez Vázquez
Myriam Mayer.
Lola Mayo.
Alicia Mendoza Galindo.
Xavi Menós.
Manuel Merino Sánchez
Juan Antonio Miguel Miguel.
Luis Miñarro Alberó.
Luis Miranda Mendoza.
Mª Isabel Mercadé Navarro
Carlos Molero.
Alberto Morais Foruria.
Juan Ginés Mora Gómez.
Javier Moral Martín
Rafael Morata Cantón.
Eva Muñoz.
Luciano Monteagudo.
Nofre Moyà.
Carlos Muguiro Altuna.
Santiago Navajas Gómez de Aranda.
José Naviera Barbecho.
Jaime Natche Barragán.
Ainhoa Nieto García.
Elena Nito del Bosque.
Wael Noureddine.
Jos Oliver.
Marcos Ortega Miranda
Luis Ospina.
Marcelo Panozzo.
Fernando Payno López.
Miguel Peirotti.
Manuel Peláez.
Jaime Pena Pérez.
Carmen Peña Ardid.
Dácil Pérez de Guzmán.
Francisco Pérez Marsilla.
Antoni Peris i Grao.
Raffaele Pinto.
Ruth Pombo Barreiro.
Vicente Ponce Ferrer.
Juan Pulgar.
María Luisa Pons García.
Ángel Quintana Morraja.
María Laura Quiñones Urquiza.
Aythami Ramos Hernández.
Clément Rauger.
Santiago Reales Ruiz.
Javier Rebollo.
Eugenio Renzi.
Carlos Reviriego Bóveda.
Carlos Reygadas.
David Reznak.
Manuel Ribera Pérez.
Enrique Rivero Huerta
Jesús Rodrigo García.
Alberto Rodríguez Alonso.
Antonio Francisco Rodríguez Esteban.
Aarón Rodríguez Serrano.
Raoul Rodríguez.
Manane Rodríguez.
José Carlos Romaguera Sampol.
Clara Romero Leocadio.
Lola Ruiz Doménech.
Eduardo A. Russo.
Aurelio Angel Sala Corbi.
Lola Salvador
Alicia Salvador.
José Sánchez-Montes.
Sergio Sánchez García.
Faustino Ángel Sánchez García.
Óscar Sánchez López.
Mercedes Saez Rodrigo.
Marta Sánchez Romero.
José Manuel Sande García
Santiago San Miguel.
Antonio Santamarina.
Antonio Santos Aparicio.
Lucas Santos Botana
Mariano Sanz Noguera.
Alicia Saturio Silva.
Carlos Segura Cordero.
Albert Serra Juanola.
Xavi Serra Recio.
Catarina Simão
Lucía Solaz Frasquet
Marta Surada Costa.
Antoine Thirion
José Tito Martínez.
Lorenzo J. Torres Hortelano.
Montse Triola Teixidor.
Ignacio Urigüen Etxeberria.
Daniel Ureña Piñol.
Luisa Encarna Vales Bebo.
Joaquín Vallet Rodrigo.
Alejandro Vázquez San Miguel
Daniel Vázquez Villamediana.
Víctor J. Vázquez.
Jaume Vidal Amengual.
Carmen Vidal Balanzat.
Pablo Vijande Menéndez.
Julio Vilariño Cabezas
Juan Villegas.
Paulino Viota.
Javier Viver Gómez
Diego Yturriaga Navarro.
Mikel Zatarain
Axel Zeppenfeld.
Santos Zunzunegui.
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